
El fuego que se inició en la madrugada del sábado en el municipio de Puntagorda, en la isla de La Palma, sigue fuera de control tras quemar más de 4.500 hectáreas y obligar a evacuar a más de 2.000 vecinos. El incendio, que se declaró en una zona de interfaz urbano-forestal, ha afectado a viviendas, cultivos, matorral y pinos, y ha puesto en riesgo el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente, uno de los espacios naturales más emblemáticos de Canarias.
La situación meteorológica adversa, con altas temperaturas, baja humedad y fuertes vientos, ha dificultado las labores de extinción, en las que participan medios terrestres y aéreos del Cabildo de La Palma, el Gobierno de Canarias, el Ministerio para la Transición Ecológica, la Unidad Militar de Emergencias, los bomberos, la policía, la guardia civil y la cruz roja, entre otros recursos. El Gobierno canario ha asumido la dirección de la emergencia al subir el incendio a nivel 2 de gravedad.
Los vecinos desalojados han sido alojados en instalaciones habilitadas por la cruz roja en los municipios de Tijarafe y Los Llanos de Aridane. Entre ellos se encuentran los residentes de un albergue y una residencia de mayores. El presidente del Cabildo de La Palma, Sergio Rodríguez, ha pedido a la población que siga las indicaciones de las autoridades y que evite acercarse a las zonas afectadas por el fuego.
El incendio de La Palma es el más grave que sufre la isla desde 2016, cuando otro fuego arrasó más de 4.800 hectáreas y causó la muerte de un agente forestal. El presidente del Gobierno canario, Fernando Clavijo, ha expresado su solidaridad con los afectados y ha asegurado que se hará todo lo posible para controlar el fuego y minimizar sus consecuencias.